martes, 7 de septiembre de 2010

La Noveleria y el Deporte

Durante los 13 años que he seguido la Formula 1 sin perderme nada más que 5 carreras en todo este tiempo por motivos muy ajenos a mi voluntad (incluso razones geográficas) y durante los últimos 18 años en los que he seguido el futbol de primera con conocimiento de causa he tenido la no muy grata experiencia de conocer a estos detestables e insoportables farsantes conocidos en nuestro medio como “los noveleros”…
Hinchas de Ferrari que no saben lo que significa la palabra “tifossi”, que no saben quién era “Il Commendatore”, desconocen cuando la Scuderia gano su primer campeonato, donde queda su base en el norte de Italia, quien es el Director Deportivo del equipo, cual fue el primer año en el que Michael Schumacher condujo un monoplaza rosso corsa…; Hinchas de Liga que no saben el nombre del segundo arquero del equipo o del DT, que no saben cuando gano su primer  bicampeonato etc.
Pocas cosas me parecen tan detestables como pregonar abiertamente, no simpatía, sino un supuesto fanatismo por el simple hecho de querer  pertenecer “al equipo ganador” y aun así no entender nada sobre el deporte; Cuantas carencias, me pregunto yo, se deben tener en la vida para que se pueda proceder de esta forma?...
No niego que a todos a quienes nos atrajo algo en la vida ha sido atreves de la vitrina que representa el éxito; Yo mismo, que ahora me expreso de esta manera empecé a seguir el campeonato mundial de F1 a la edad de 5 años y me convertí en fanático de Ayrton Senna por su pilotaje,  su actitud y la relativa cercanía con la Republica Federativa del Brasil (casi todos los pilotos eran europeos con excepción tal vez de Nakajima,  Piquet y el propio Senna) pero sobre todo por sus resultados.
Senna para 1990 ya había sido campeón del mundo (1988) subcampeón (1989) y ganador de casi una veintena de carreras desde su consagración en Estoril en 1985 bajo la lluvia conduciendo para Lotus. Entonces no niego que su éxito y la gran influencia en medios sudamericanos de este piloto me hicieron escogerlo como mi favorito entonces y atreves de esta relación al Equipo McLaren también como el equipo de mi preferencia, algo que incluso trascendió ya la figura de Senna quien al Marcharse a Williams en 1994 no cambio mi predilección por el equipo de Woking.
El Club Deportivo el Nacional de Quito, mi equipo de fútbol del cual desde pequeño era seguidor, en 1992 cuando contaba yo con 7 años,  me vio dar el paso de poco entusiasta seguidor a ferviente fanático al consagrarse Campeón Nacional en la Ciudad de Guayaquil consiguiendo de esta manera su decima estrella en la cancha del Estadio Monumental Isidro Romero Carbo al empatar con su mas importante rival a nivel interregional, El Barcelona Sporting Club.

Desde entonces, en ambos casos, empezaron sendas relaciones muy parecidas a las relaciones amorosas entre personas, crisis, decepción, amor incondicional, distanciamiento pero siempre al final la esperada reconciliación.

Y  es así como la afición que llevo al fanatismo derivo en el entendimiento profundo del deporte, algo que sin lo cual yo considero no existe en realidad un fanatismo, uno no puede pretender ser un gran hincha y mucho menos un fanático de un equipo de once personas que corren detrás de un balón sin saber siquiera que es lo que está sucediendo o de un tipo acelerando frenando y curvando sin conocer detalles de la actividad que realiza.

No condeno a las personas que son seguidoras poco entusiastas de algún deporte, como en mi caso el Tennis, yo miro los partidos de Nadan el Roland Garros, un par de semana antes lo miro en el torneo Conde de Godó en Barcelona pero no me considero ni entendido ni fanático ni tenista frustrado; Si el Tennis revistiera algún tipo de popularidad mas importante en el Ecuador sin duda viviríamos los fenómenos descritos anteriormente incluso en el “Deporte Blanco”.
Condeno el Arribismo desmedido que se mezcla con la desagradable necesidad de compartir éxitos ajenos para volver menos miserable una vacía existencia, condeno la práctica de pretender teñir de rubio el cabello, blanquear la piel y enverdecer los ojos (simbólicamente) al asegurar la afiliación a un equipo deportivo que supuestamente comparte ese tipo de antivalores estereotipados (Creer que uno es mejor cuando es blanco, alto, ruibio y tiene los ojos azules), condeno, como en toda aspecto de la vida humana la ignorancia que entreverada con la práctica de una actividad lleva solamente al ridículo, Condeno el pensar que Hinchar por un equipo te define, te vuelve popular y te otorga status y por ultimo condeno que se utilice el deporte para desde el ofender, violentar y reivindicar practicas estúpidas y lascivas para la sociedad.

Ahora ante mi evidente condición de fanático ustedes podrían preguntar: “Cuantas carencias debe tener una persona para ser tan fanática de un equipo deportivo”?...  yo tranquilamente les responderé: ¿Cuántas carencias debe tener una persona para tener que fingirlas, cuan enfermo en su cabeza debe estar alguien para tener que fingir los síntomas de otra enfermedad mental”?

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